La artritis reumatoide
es una enfermedad crónica y degenerativa que se caracteriza por
provocar inflamación en la membrana sinovial (membrana que alimenta,
protege y cubre los cartílagos) de las articulaciones.
La inflamación de esta membrana es la responsable del dolor, de la
hinchazón claramente visible y de la sensación de rigidez que los
pacientes pueden sentir por las mañanas. La persistencia de la
inflamación de la membrana sinovial provoca que el hueso se dañe y
aparezcan pequeñas erosiones.
La enfermedad afecta con más virulencia a unas articulaciones que a
otras, y hay algunas que nunca se alteran. Así, las más afectadas son
las muñecas, los dedos de las manos y de los pies, los codos, los
hombros, las caderas, las rodillas y los tobillos. Esta enfermedad
afecta principalmente a las mujeres y suele aparecer en torno a los 40 y
45 años. Sin embargo, también los niños y los ancianos pueden
padecerla.
Causas
La causa de la aparición de esta enfermedad es desconocida. Se han
estudiado agentes infecciosos como las bacterias o los virus y, aunque
se han encontrado datos sugerentes en algunos casos, aún no hay
evidencias que confirmen su implicación. Los especialistas creen que
puede tener un origen genético puesto que el propio sistema inmune ataca
a las articulaciones porque no las reconoce como propias y por ello se
inflaman. Asimismo, se cree que ciertas proteínas que se transmiten de
forma hereditaria podrían predisponer a la enfermedad.
- Epidemiología.
- Afectación al 1% de la población adulta.
- Pico de incidencia del primer debut entre 4º y 5º década.
- Mas frecuente en mujeres que en hombres 3:1 cuando comienza antes de los 60.
- Prevalecía influenciada por predisposición genética, influencias ambientales, dieta, ocupación, etc.
- 29% de los pacientes presentan incapacidad de cierto grado para realizar tareas fundamentales.
- Disminuye las expectativas de vida de 4 años en los hombres y de 10 en las mujeres.
- Evolución de la enfermedad.
1º Periodo de inicio:
En esta fase comienzan a verse los primeros síntomas.
- Dolor, inflamación, afectación articular simétrica, Fiebre y escalofríos.
2º Periodo de estado:
Se afirman las características típicas de la patología.
- Sinovitis: se manifiesta a través del dolor que aumenta con la presión y con el movimiento.
- Tumefacción, disminución de la movilidad, aumento de temperatura en la articulación por la inflamación y rigidez articular.
3º Periodo de secuelas:
- En esta fase el cartílago articular y el hueso que se encuentra debajo de él se ha destruido, por lo que la articulación adoptará una postura antálgica para evitar el dolor. Debido al dolor y a la rigidez de las fases anteriores la musculatura se encontrará atrofiada.
II. Resultados.
Todos los autores consultados coinciden en la importancia de un
tratamiento precoz de Fisioterapia retrasara los posibles efectos que
provoca esta patología.
Para un tratamiento integral del paciente será necesario la colaboración de un equipo multidisciplinar formado por (reumatólogo, cirujano ortopédico, enfermero, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, técnico ortopédico, psicólogo, asistente social) hacia un objetivo común, el paciente y su bienestar físico, psicológico y social.
Para un tratamiento integral del paciente será necesario la colaboración de un equipo multidisciplinar formado por (reumatólogo, cirujano ortopédico, enfermero, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, técnico ortopédico, psicólogo, asistente social) hacia un objetivo común, el paciente y su bienestar físico, psicológico y social.
Síntomas de Artritis reumatoide
El síntoma principal de esta enfermedad es la inflamación que
resulta apreciable a simple vista. En ocasiones puede producirse el
derrame del líquido sinovial. La inflamación de las articulaciones
afectadas causa dolor en el individuo que las padece. Asimismo, aparecen
abultamientos duros (nódulos reumatoides) en las zonas de roce de la
piel como los codos, el dorso de los dedos de las manos y de los pies.
También pueden localizarse en el interior del organismo. Con el tiempo
se produce una deformidad debido al deterioro progresivo de las
articulaciones afectadas.
A menudo causa sequedad de la piel y las mucosas. Esto ocasiona una
inflamación y posterior atrofia de las glándulas que fabrican las
lágrimas, la saliva, los jugos digestivos o el flujo vaginal (síndrome
de Sjogren). La rigidez articular es otro de los síntomas de la
patología. Generalmente aparece por la mañana y va desapareciendo
progresivamente a medida que el paciente ejerce su actividad diaria.
También puede producir algo de fiebre
y, en ocasiones, una inflamación de los vasos sanguíneos
(vasculitis), que provoca lesiones de los nervios o llagas en las piernas
(úlceras). La inflamación de las membranas que envuelven
los pulmones (pleuresía) o de la envoltura del corazón
(pericarditis), o bien la inflamación y las cicatrices de los
pulmones pueden producir dolor torácico, dificultad para respirar
y una función cardíaca anormal.
Diagnósticos
Debido a que la aparición de los síntomas de esta enfermedad
no son muy claros durante su inicio, el diagnóstico precoz puede
resultar difícil. Sin embargo, es muy importante que se diagnostique
pronto ya que de ello depende la evolución de la patología. Por ello,
cuando se sospeche que se pueda padecer esta patología es importante
acudir a un reumatólogo que determine cual es el tratamiento más eficaz.
Cuando la artritis reumatoide
evoluciona, las radiografías detectan la erosión en las articulaciones.
Asimismo, los análisis de sangre detectan la presencia de un anticuerpo
característico de la enfermedad.
Tratamiento
El tratamiento de la artritis reumatoide
engloba dos tipos de fármacos: los que se utilizan para aliviar el
dolor día a día (antiinflamatorios y corticoides), y los que sirven para
modificar la enfermedad a largo plazo. Estos últimos pueden ser
efectivos semanas e, incluso, meses después del tratamiento. No son
eficaces en el 100 por cien de los pacientes, según la Sociedad Española
de Reumatología, por lo que habitualmente el médico prescribe varios de
forma secuencial hasta encontrar aquel que sea más eficaz y mejor
tolerado.
III. Material y Métodos.
Antes de comenzar con el tratamiento de fisioterapia llevara a cabo una valoración detallada del paciente en la cual observaremos los siguientes apartados:
Antes de comenzar con el tratamiento de fisioterapia llevara a cabo una valoración detallada del paciente en la cual observaremos los siguientes apartados:
- Estado de la piel (existencia de nódulos, atrofia, edema, signos de tumefacción, cicatrices. etc.).
- Problema o déficit articulares:
- Alteraciones (crepitación, inflamación, deformidad, limitación, etc.). Alteraciones tendinosas (integridad o no del tendón).
- Recorrido articular (aparición de fatiga, dolor, estabilidad y movilidad).
- Déficit neurológicos y musculares (trastornos sensitivos, pérdida o disminución de la fuerza muscular, destreza manual).
- Deformidades (si las hay) se valora la necesidad del uso de ortesis; en caso de estar ya colocadas, se comprobaran si son correctas o no.
- Función de la mano (funciones prensiles, pellizco, presión y no prensiles las que utiliza la mano estáticamente).
- Valoración funcional de la mano.
- Valoración funcional de las extremidades superiores e inferiores.
- Nivel de dependencia o independencia en las actividades de autocuidado, laborales y de ocio (dificultades que presenta al realizarlas, valorar implantación de ayuda técnica o adaptaciones del entorno).
- Interacciones sociales (es decir, los problemas o vivencias que sufre el paciente tanto en el ámbito familiar como profesional y social).
- Estado de ánimo y motivación que presenta.
El tratamiento de fisioterapia se basa en los siguientes objetivos:
- Prevención de la inflamación y el dolor.
- Corrección de la deformidad aplicando las distintas ortesis o férulas indicadas en cada estadio.
Férula de descanso para uso Férula de descanso de uso diurno.
nocturno confeccionada con
material termoplástico.
nocturno confeccionada con
material termoplástico.
- Elección de una actividad gestual que nos ayuden a mantener o incrementar la movilidad articular, la destreza y la fuerza.
- Educación del paciente a lo relativo a la protección articular y conservación de energía.
- Diseño y realización de adaptaciones, prescripción de las diferentes ayudas técnicas, enseñanza en su uso y aplicación.
Actividades gestuales para
mejorar la movilidad articular,
la fuerza y la destreza.
mejorar la movilidad articular,
la fuerza y la destreza.
Adaptaciones de utensilios
IV. Conclusión/Discusión.
Gracias a la implantación precoz del tratamiento de fisioterapia se
consigue prevenir deformidades, una mayor independencia del paciente y
un ahorro de energía al realizar las AVD y un aumento de la autoestima
del paciente a la hora de enfrentarse con una actividad cotidiana.
Es por ello que la figura de la fisioterapia juega un papel determinante en el tratamiento precoz de la AR por la dependencia que puede causar esta patología y el deterioro de la imagen personal.
Es por ello que la figura de la fisioterapia juega un papel determinante en el tratamiento precoz de la AR por la dependencia que puede causar esta patología y el deterioro de la imagen personal.
Otros datos
La vida de una persona con artritis reumatoide
tiene que adaptarse a su enfermedad. Así, hay que evitar una vida
agitada, movimientos bruscos, conviene dormir una media de 10 horas y
evitar aquellos trabajos que requieran un ejercicio físico intenso.
Durante la jornada laboral, hay que mantener una posición recta en el
asiento y evitar permanecer con el cuello o la espalda doblados durante
mucho tiempo. Asimismo, durante el reposo es conveniente mantener una
postura adecuada, evitar las doblar las articulaciones y mantener los
brazos y las piernas estirados.
El calzado tiene que ser elástico, firme y de piel. El talón debe
llevarse sujeto, la puntera ancha y el empeine lo suficientemente alto
para que no se produzcan rozaduras. La obesidad
puede provocar un sobrepeso sobre las articulaciones, por ello, hay que
intentar llevar una dieta sana e equilibrada y evitar aumentar de peso.
La artritis reumatoide es una enfermedad frecuente puesto que una de
cada diez personas la padece ( entre 130.000 y 400.000 en España). Esta
enfermedad se da con más frecuencia entre mujeres y no necesariamente
de edad avanzada, aunque también pueden padecerla los hombres.
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