- RETROPIE: Parte posterior del pie (talón).
- ANTEPIE: Parte anterior del pie (empeine y dedos).
- PIE VARO: Pie en el que el talón mira hacia dentro y se dirige hacia dentro.
- PIE VALGO: Pie en el que el talón mira hacia fuera y se dirige hacia fuera.
- PIE ADDUCTO: El antepié se desvía hacia dentro.
- PIE ABDUCTO: El antepié se desvía hacia fuera.
- PIE SUPINADO: La planta del pie mira hacia dentro.
- PIE PRONADO: La planta del pie mira hacia fuera.
- PIE TALO: Pie fijado en flexión dorsal del tobillo (apoya con el talón solamente).
- PIE EQUINO: Pie fijado en flexión plantar del tobillo (apoya con el antepié solamente).
- PIE ZAMBO: Es todo pie que no reposa en el suelo sobre sus apoyos normales; si bien cuando hablamos de Pie Zambo, generalmente nos estamos refiriendo al que es "Equino-Varo-Adducto y Supinado".
Por supuesto que estas deformidades pueden combinarse
(y de hecho lo hacen), siendo muy raras las deformidades en un solo
plano. Así, tendremos Pies Talo-Valgos, Equino-Varos, etc.
Hay una serie de datos que nos permiten orientar si
verdaderamente existe un problema ortopédico en los pies que deba ser
tratado:
ÁNGULO O COMPÁS ASTRAGALO-CALCANEO
Toda la fisiología del pie está regida por dos huesos esenciales que se encuentran en el retropié: el Calcáneo por fuera, y el Astrágalo por dentro. Estos huesos forman entre sí un ángulo, de unos 40º tanto de frente como de perfil, que es lo que denominamos "Compás Astrágalo-Calcáneo". Pues bien, cualquier
alteración de este ángulo o compás, ocasiona automáticamente
alteraciones que se propagarán al resto del pie. Esto se debe a que el
Calcáneo controla y dirige los dos ejes o radios externos del pie (los
correspondientes al 4º y 5º dedos); mientras que el Astrágalo dirige los
tres ejes o radios internos (correspondientes a los 3 primeros dedos).
Así, por ejemplo, en el Pie Plano, el ángulo o compás astrágalo-calcáneo
es siempre mayor de 40º; mientras que en el Pie Zambo equino-varo,
siempre es menor de 40º (el pie se "encoge" sobre sí mismo, y los dos
huesos se superponen en el frente y en el perfil).
Por eso, cuando se estudia un pie, lo importante es valorar si existe o no, afectación del retropié (compás astrágalo-calcáneo), pues si es así, puede afirmarse que el pie ocasionará problemas ortopédicos.
REDUCTIBILIDAD
Otro dato a tener en cuenta a la hora de valorar
un posible problema ortopédico del pie, es saber si la aparente
deformidad que presenta, es reductible o no. Es decir, si se corrige con
manipulaciones o no. Si no se corrige, podemos intuir la existencia de
un problema ortopédico más o menos serio. Si se corrige, podemos decir
que el problema es puramente postural, y por tanto, fácil de controlar.
Es muy importante explorar también otras articulaciones de los miembros inferiores, sobre todo las caderas,
ya que, por ejemplo, un exceso de anteversión del cuello del fémur (muy
frecuente por otra parte a estas edades), puede condicionar una actitud
en rotación interna de toda la pierna y un apoyo con los pies hacia
"dentro", sin que exista problema alguno en los propios pies.
MALFORMACIONES ASOCIADAS
Ante cualquier deformidad o malformación del pie,
hay que descartar siempre la existencia de otras malformaciones no
visibles externamente, sobre todo en caderas y columna vertebral.
Es muy frecuente la asociación de pie talo con luxación congénita de
caderas, o la de pie zambo equino-varo, con una malformación de
columna.
¡Cuando un pie malformado se acompaña de una segunda malformación, es muy posible que exista una tercera¡, y no debemos pecar por defecto en la búsqueda de dichas malformaciones asociadas.
EQUILIBRIO MUSCULAR
La movilidad del tobillo y del retropié (compás
astrágalo-calcáneo), está controlada por 4 grupos de músculos y tendones
que se sitúan como los 4 puntos cardinales:
- Al Sur, es decir, detrás, el Tendón de Aquiles.
- Al Norte, es decir, delante, los Extensores del pie.
- Al Oeste, es decir, por dentro, el Tibial anterior y posterior.
- Al Este, es decir, por fuera, los Peroneos.
Estos grupos musculares mantienen un equilibrio
perfecto en la movilidad del tobillo y del retropié, que debe ser
explorada para detectar posibles alteraciones que repercutan
negativamente en el propio pie. Por ejemplo, una falta de tono muscular
en el Músculo Tibial posterior, que es el encargado de mantener el arco
interno del pie, provocaría un aplanamiento de dicho arco, y por tanto,
un pie plano; lo mismo que una falta de tono del Músculo Peroneo lateral
largo, que es el encargado de "tensar" dicha bóveda plantar.
Asimismo, existen una serie de articulaciones desde
el tobillo hasta los dedos, cada una con una función y movilidad
específica, pero que en conjunto funcionan como una cadena
poliarticulada que dan al pie una gran amplitud de movimientos en los
tres planos del espacio.
EVOLUCION DEL PIE CON EL CRECIMIENTO
A lo largo del crecimiento, el pie va pasando por
una serie de etapas de desarrollo, que es necesario conocer para
distinguir en cada momento lo que es normal y lo que es patológico. Así,
a la Edad de 1 año, el pie es un
miembro fundamentalmente cartilaginoso, vulnerable a cualquier agresión
externa. Por eso, cuando el niño comienza a dar los primeros pasos, es muy importante evitar el sobrepeso, y ayudar a su pie con un calzado correcto, que controle la posición del talón (contrafuerte fuerte), y que no oprima en exceso sus dedos (suela flexible).
A la Edad de 1 a 3 años, el niño se encuentra en un período de búsqueda de la verticalidad en el que casi todo es posible en cuanto a la forma de apoyar se refiere,
por lo que no hay que apresurarse a tomar como patológico, lo que no es
más que una transición hacia la "normalidad". Unos niños se caen con
frecuencia; otros apoyan con el pie hacia dentro; otros lo hacen con el
pie hacia fuera; etc. Además, en esta edad hay una transición fisiológica del Genu Varo ("piernas en paréntesis"), hacia el Genu Valgo ("Piernas en Equis"), y a la inversa,
hasta que la musculatura de las piernas se fortalece, lo que también
tiene repercusión en la forma de apoyar los pies. Así mismo, existe un aumento de la grasa plantar a nivel de la bóveda o arco interno, que puede dar la apariencia de un falso pie plano. Por todo esto, es muy difícil que a estas edades se pueda hablar con propiedad de Pie plano o de Genu Valgo; lo cual suelen ser falsos problemas, a menudo agravados por la inquietud materna y mantenidos por algún médico más o menos desinformado.
En Edades posteriores, existen unos cambios fisiológicos en la rotación de los miembros inferiores,
debidos a la disminución progresiva de la anteversión del cuello
femoral, y la rotación externa que se va produciendo en la tibia, lo
cual también influye en la forma de apoyar los pies en el suelo. El
ángulo de varización del cuello del astrágalo va disminuyendo, y esto
hace que se vaya corrigiendo la tendencia al adducto del antepié y al
pie plano valgo, característica de los pies en los primeros años de
vida (entre el 1º y el 5º año).
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