lunes, 28 de mayo de 2012

Las Cadenas Musculares

Las cadenas musculares representan circuitos en continuidad de dirección y de planos a través de los cuales se propagan las fuerzas organizadoras del cuerpo.
Para la comprensión íntima del ser humano, es necesario tener en primer lugar una buena comprensión de la organización fisiológica del cuerpo, para seguir mejor la instalación inteligente de los esquemas adaptativos, de los esquemas de compensación, de la patología.
El cuerpo obedece a tres leyes:
  • Equilibrio
  • Economía
  • Confort (no dolor).
En el esquema fisiológico, el equilibrio, con toda su dimensión parietal, visceral, hemodinámica, hormonal, neurológica es prioritaria y las soluciones adoptadas son económicas. Como el esquema de funcionamiento es fisiológico, es naturalmente confortable.
En el esquema adaptativo (curvado), la organización del cuerpo tratara de conservar el equilibrio, pero concediendo prioridad al no dolor.
El hombre está dispuesto a todo para no sufrir. Hará trampas, se curvará, disminuirá su movilidad en la medida en que sus adaptaciones defensivas, menos económicas, le harán recuperar el confort
Nuestro confort y nuestro equilibrio se pagan con un gasto superior de energía, que se traduce en un estado de fatiga más importante. Si el juego de compensación muscular no es suficiente para disimular, el paciente no podrá mantener su verticalidad e ingresará en la cama.
El hombre en bipedestación tiene un compromiso entre la verticalidad y la necesidad de ocultar sus problemas de todo tipo.
La organización general del cuerpo responde a una necesidad de rela­ción en la vida.
El cuerpo está preparado para observar, percibir, reaccionar, dar.
El hombre en bidepestación se tendrá que adaptar a la gravedad, ase­gurar su equilibrio, programar su gesto, para tomar, para dar, para crear.
Las cadenas musculares asegurarán estas funciones.
La buena coordinación de la organización general pasará por las fascias
De origen mesodérmico, todas las estructuras conjuntivas (aponeurosis, vainas, tendones, ligamentos, cápsulas, periostio, pleura, peritoneo...) forman parte, en el plano funcional, de una única fascia.
Ésta forma el envoltorio superficial del cuerpo y, por sus ramificacio­nes, penetra en la profundidad de las estructuras hasta el envoltorio de la célula.
Esta tela fascial fijada por el cuadro óseo no aceptará que la tensen.
Toda demanda de longitud en un sentido necesitará un préstamo del conjunto de la tela fascial. Es preciso que la resultante de las tensiones que se aplica sobre ella esté en una constante fisiológica. Si este crédito de longitud no se puede conceder, se produce una tensión dolorosa, desen­cadenando por vías reflejas tensiones musculares (no dolor).
Las fascias ligan las vísceras al cuadro músculo-esquelético. Se percibe la importancia de la buena relación articular, de la buena estática y de la buena movilidad de este cuadro.
Las funciones están catalizadas por el movimiento de las estructuras periféricas. Si la movilidad del cuadro músculo-esquelético se altera, ten­dremos una reducción de la velocidad de una o varias funciones viscera­les.
En contrapartida, la disfunción de un órgano, con fenómenos de con­gestión o esclerosis, modificará, por su pesadez o su retracción, su sistema de suspensión fascial.
La víscera puede ser una de las causas de la desviación de las estructu­ras con pérdida de movilidad.
Cuanto más se avanza en la investigación más sorprende la importan­cia de las fascias.
El tratamiento por las cadenas musculares es en realidad un trabajo de las fascias.
Los músculos están contenidos en vainas interdependientes. El ree­quilibrio y las tensiones pasarán por el tratamiento de estos envoltorios. El músculo no es más que un "peón" al servicio de la organización gene­ral, es decir, al servicio de las fascias.
El tratamiento deberá siempre buscar las causas a través de la lógica, la comprensión y el respeto de las estructuras.
El cuerpo debe aceptar el tratamiento que le propongamos.
Por ejemplo, el tratamiento para las cadenas mio-fasciales deberá te­ner en cuenta la calidad de la trama fascial. Para pedirle que vuelva a dar e i alargamiento, todavía debe estar en disposición de hacerlo. Cuando se conocen las relaciones estrechas de las fascias con la nutrición, el drenaje, li defensa, nos damos cuenta de que la recuperación de su fisiología me­cánica sólo será posible si la ayudamos en otras funciones.
De ahí la importancia del enfoque manual en el campo visceral y craneal.
La relación "continente-contenido" está en la base de la comprensión y del tratamiento.
Como que se ha obtenido la remodelación de las fascias por el tratamiento de las cadenas, sólo entonces podremos rearmonizar de forma eficaz y duradera su movilidad.
DESARROLLO
El cuerpo humano durante la bipedestación y la marcha ha de luchar contra la gravitación manteniendo el equilibrio; que es dado por la acción de diversos músculos que iré desarrollando detalladamente.
Cadena estática posterior (CEP)
  • El hoz del cerebro
  • El lig. Cervical posterior
  • La aponeurosis dorsal
  • La aponeurosis del trapecio
  • La aponeurosis del cuadrado lumbar
  • La aponeurosis lumbar
El equilibrio propio del cuerpo está basado en un desequilibrio basta señalar (anexo 1) varios puntos importantes tales como:
  • La línea de gravedad cae delante de los maleolos
  • El peso de la cabeza esta colgando delante con relación a esta línea es decir quedan 2/3 por delante de la línea de gravedad y 1/3 por detrás de la misma
  • El resultado de ese desequilibrio anterior alto y bajo tensa las fascias posteriores preferencialmente (lig. Cervical posterior, aponeurosis dorsal y lumbar). Estos elementos conjuntivos forman la cadena estática posterior.
  • La cadena estática posterior tiene las cualidades de economía y sobre todo de propioceptividad para gestionar el reequilibrio por las informaciones que envia a los paravertebrales.
  • Ya que el hombre esta construido en un desequilibrio anterior, es normal que los factores estáticos estén localizados preferencialmente hacia atrás para oponerse a ello.
Las fascias bajo diferentes formas, están presentes en todo el cuerpo y lo compartimentan. Tienen un papel que ha sido poco puesto de manifiesto: es el de formar el envoltorio periférico del cuerpo.
Esta fascia periférica se comportará como el envoltorio de un muñeco hinchable.
Hinchado, ¿por qué
  • Por la presión intra-torácica.
  • Por la presión intra-abdominal.
  • Por las presiones internas.
La estática depende de cuatro factores (Anexo 2):
  • El esqueleto: cadena ósea.
  • Las fascias: especialmente cadena facial posterior valorada por lo dicho anteriormente sobre el desequilibrio anterior.
  • La presión intra-torácica.
  • La presión intra-abdominal.
Estos dos últimos dan una respuesta al desequilibrio anterior por un apoyo anterior hidroneumático (estabilidad).
La relación fascias- presiones internas es el principal factor de la estática
¿Y los músculos?
Aunque la concepción clásica les atribuye mucho valor en esta función estática, sólo tienen un PAPEL SECUNDARIO.
En efecto, no están hechos para una acción constante, gastarían dema­siada energía, se contracturarían sin respetar ni la ley de economía ni la ley de confort.
LA PRUEBA: retiremos al sujeto este apoyo confortable y económi­co haciéndolo adelgazar rápidamente.
Se "deshincha" el continente, es decir, las fascias son más grandes que el contenido, los músculos tienen entonces que asumir esta función está­tica constante.
Resultado, en todas las personas que pierden peso con demasiada ra­pidez aparecen:
  • contracturas paravertebrales (se reclama demasiado al músculo),
  • tendinitis (la inserción se acopla mal con una tensión continua),
  • una gran fatiga (escapes de energía por la vía muscular).
En una segunda etapa, las fascias se retractan, se ajustan al contenido, el cuerpo recupera sus apoyos a nivel de su envoltorio periférico, los mús­culos pueden relajar su esfuerzo y la sintomatología citada anteriormente desaparece.
La gravitación pone en valor la relación fascias-presiones internas y potencia la reacción de las fuerzas internas.
¿Y el equilibrio?
Los músculos espinales son correctores, guardianes del equilibrio, ac­tuarán a "bocanadas", o por "ráfagas", causando oscilaciones antero-pos-teriores (relación con las cadenas rectas), pero también circulares (rela­ción con las cadenas cruzadas).
Al elegir esta posición relativamente en desequilibrio hacia delante, el cuerpo mantiene las cadenas musculares posteriores en estado de vigilan­cia (seguridad). Las informaciones propioceptivas participan en la recar­ga del sistema reticular. Es importante señalar esta preocupación de re­cuperación de energía en el funcionamiento del cuerpo.
Además, esta posición reduce la inercia del cuerpo, que será puesto en movimiento rápidamente.
Actualmente, la tecnología aeronáutica trata de construir aviones Estables, por lo tanto... manejables. Esta evolución se ha hecho posible por el progreso de los ordenadores que aportan las correcciones y la fiabilidad. Nos podemos maravillar con estos progresos... pero este acontecimiento me recuerda la reacción de Monsieur Jourdain... ya que hace mucho tiempo que la fisiología humana ha adoptado y probado la justeza de esta solución: nuestro cuerpo es inestable (oscilaciones de la línea de acedad) y sus ordenadores, cerebelo, oído interno, cerebro, no tienen equivalentes todavía.
Sistema de autocrecimiento
El crecimiento va acompañado de un borramiento de las curvaturas cal. lumbar y de un enderezamiento de la columna dorsal.
Cuanto más erguidos estamos, más precario es el equilibrio.
Cuanto más se adopta la posición erguida, más se reclama a las fascias en el sentido vertical. Se registra un acercamiento de la línea anterior y de la línea posterior del cuerpo hacia la línea de gravedad (que es la resultante). Lo que se gana en acercamiento se recupera en un plano vertical.
Pero todo esto también va dirigido a una disminución de la estabilidad, por lo tanto, de una mayor solicitación de las fascias posteriores
A partir de esta tensión del ligamento cervical posterior, de la aponeurosis dorsal y de la aponeurosis lumbar, se organizará el sistema de auto-crecimiento (Anexo 3).
Como que se tensa el plano fascial posterior, puede convertirse en un tabique de fijación para los músculos que se insertan en él.
El cráneo, el tórax y la pelvis se convierten en zonas de relativa fijación.
A nivel lumbar
La aponeurosis lumbar solicitada en el sentido vertical provocará la supresión de la lordosis lumbar por sus relaciones con las apófisis espinosas. (Anexo 4).
Si se tiene que utilizar la musculatura para confirmar el auto-crecimiento, podrá servirse de la caja torácica y de la pelvis como zona de fijación.
El cuadrado lumbar
Presenta tres tipos de fibras (Anexo 5):
- fibras verticales que unen la última costilla (tórax) con la cresta ilíaca (pelvis),
- fibras oblicuas que unen la última costilla (tórax) con las apófisis transversas de las cinco vértebras lumbares,
- fibras oblicuas que unen la cresta ilíaca (pelvis) con las cuatro primeras transversas lumbares.
En el sistema de auto- crecimiento, las fibras verticales sufren una influencia excéntrica por el hecho de una puesta en tensión de todo el plano posterior.
Las fibras oblicuas podrán actuar a partir de sus puntos fijos torácicos e ilíaco. La resultante de su acción es el enderezamiento de la columna lumbar.
Esta acción es parecida a los resultantes de los isquiotibiales y de los gemelos, que tanto pueden efectuar la flexión de la rodilla, como la extensión. Su acción es inversa en función de sus puntos fijos.
El plano más posterior
L3 puede ser arrastrada hacia por las fascias lumbares del dorsal largo (procedente del hueso ilíaco y que se inserta en las transversas de L3) (Anexo 6).
En el sistema de auto- crecimiento, el tórax sirve de punto fijo a los músculos espinales.
  • Epiespinosos
  • Dorsal largo (porción torácica)
  • Iliocostal
Estos músculos pueden influir desde el tórax sobre el retroceso de L3, es decir, el ápex de la curvatura lumbar.
La suma de estas dos influencias confirma la posibilidad de deslordosis lumbar.
El plano anterior
Participación de la cadena de flexión CDF que colabora:
  • por su tono de base por medio del sistema antigravitacional,
  • por sus contracciones voluntarias por medio del sistema de auto-crecimiento.
Esta actuación de la CDF tiene dos ventajas (Anexo 7):
  • favorecer una pelvis fija para la musculatura posterior,
  • aumentar la presión intra-abdominal. Pudiendo ayudar el contenido a modificar la pared posterior del continente.
En conclusión, a nivel lumbar, el sistema de crecimiento (deslordosis) es r ala columna.
En efecto, la presencia de la aorta en la cara anterior de los cuerpos es exige la protección de las estructuras óseas y del lecho fibroso rilares del diafragma (paso a este nivel de la línea de gravedad).
Se comprende que a la altura de la columna lumbar no haya sistema anterior de crecimiento, ya que no es aconsejable la "cercanía" aorta.
Se comprenderá que a nivel cervical, por razones idénticas, el sistema de autocrecimiento estará detrás de la columna y que los músculos presentes en la cara anterior, con su potencia "ridícula" tengan otro papel.
La columna lumbar así enderezada sirve de punto fijo al músculo transverso del abdomen. Durante el crecimiento, el transverso se contrae, acercando la línea anterior a la posterior y facilitando dicha actitud.
Además, el diafragma gana longitud en su dimensión antero-posterior y no va en contra de este nuevo posicionamiento que ocasionará la elevación torácica.

A nivel dorsal

Se ha empezado a explicar la necesidad de una superficie lisa para el deslizamiento del omoplato y para la adaptación a la gravedad. (Anexo 8)
La columna dorsal, por tanto, no puede estar equipada con voluminosos músculos en su famosa zona ingrata.
Quedan dos posibilidades para este sistema de crecimiento:
  • en primer lugar, colocar los músculos por encima y por debajo de esta zona ingrata,
  • segundo, reclutar lateralmente a nivel de las cadenas cruzadas que detallaremos más adelante.
En primer lugar:
  • por encima: se encuentra el serrato dorsal craneal,
  • por debajo: el serrato dorsal caudal.
Su acción conjugada a través de la aponeurosis dorsal da una resultante de descifosis.
En segundo lugar:
Se reclamarán las cadenas cruzadas que salen de la línea alba con los oblicuos mayores + serratos mayores + romboides (Anexo 9).
Este cinturón, al contraerse, acerca las líneas anteriores y posteriores. Ello favorece el sentido del borramiento de la curvatura dorsal y del crecimiento.
La contracción de esta cadena cruzada aplica los omóplatos sobre la parrilla costal. Los omóplatos actúan como rótulas de extensión por la caja torácica.
Este sistema es especialmente activo para el crecimiento.
Es importante observar que este sistema de borramiento de las curvaturas (crecimiento) sólo puede funcionar si las estructuras mio-fasciales conservan sus posibilidades de alargamiento, si no es así, los mismo músculos pueden provocar el efecto inverso, es decir, el aumento de las curvaturas y el hundimiento.
No se puede cerrar este capítulo sin tratar del transverso espinoso, (en caracteres más anchos).
El transverso espinoso
Hemos considerado el sistema recto y el sistema de auto-crecí-miento sin hablar del transverso espinoso. En efecto, no tiene el papel cuantitativo que se le ha querido dar.
Es, como todo músculo monoarticular, el guardián de la buena relación de las superficies articulares posteriores. Demasiado cerca de la articulación, no puede tener un papel de fuerza.
En la estática, es el guardián del equilibrio, tendrá una acción correctora a "bocanadas" o a "ráfagas" sobre las superficies articulares. Actuará sobre la plataforma vertebral como los motores de los pilares de una plataforma de perforación en el mar.
En la dinámica, el transverso espinoso controlará el deslizamiento armonioso de las superficies articulares. Deja actuar bajo su control. Su trabajo está regulado por las informaciones propioceptivas de las estructuras fibrosas, cápsulo-ligamentarias subyacentes es el ligamento activo. Frenará todo movimiento que perjudica al sistema ligamen-tario (no dolor).
Si este "guardián" está fatigado, o no acaba de estar "despierto", no controlará el deslizamiento de superficies articulares, permitiendo así la instalación de un estiramiento del sistema cápsulo-ligamentario y, más importante aún, de un esguince vertebral, incluso sin esfuerzo.
Se comprende así que determinados pacientes puedan presentar una subluxación vertebral al inclinarse para lavarse los dientes por la mañana.
Como que el transverso espinoso no acaba de estar "despierto", reacciona con retraso y con mayor potencia que la agresión que han sufrido las estructuras ligamentarias. Puede que en esta contracción de urgencia él mismo sea la causa de una desarmonía articular.
Si el sistema cápsulo-ligamentario de las articulaciones posteriores "sufre", tendremos una contracción profunda del transverso espinoso.
Mientras los sujetos permanecen en la cama, las superficies articulares ya no están en peligro, al no ser ya útil la noción de vigilancia del transverso espinoso, la contractura defensiva ya no es necesaria y puede desaparecer. Las superficies articulares recuperan su libertad de deslizamiento.
Si el movimiento de lesión vertebral ha sido importante, no bastará el reposo, se tendrá que normalizar la relación de las superficies articulares a fin de hacer ceder la contractura profunda que se ha hecho inútil.
Una contractura muscular es siempre lógica, es un sistema de seguridad, es necesaria. Sólo se la puede tratar haciéndola inútil, es decir, cualquier intervención que provoque su relajación imperativa sin tener en cuenta su utilidad sólo puede hacer más frágil el esquema de funcionamiento.
El transverso espinoso es claramente el "guardián" del juego de las articulaciones vertebrales, el "guardián" del equilibrio; su acción es intermitente, rítmica.
En la estación erguida máxima, se le recluta, sin embargo, para un trabajo constante a fin de asegurar la buena coaptación de las superficies articulares cuando el equilibrio es precario.
Pero esta acción continua, constante, sólo puede ser de corta duración, de otra forma nos encontraríamos en la lógica de la contractura, de los dolores musculares, tendinosos, óseos.
A esto se añade un déficit de vascularización; al no relajarse la tensión muscular, se desencadena una atrofia por exceso de trabajo constante. Como todos los músculos mono articulares, el transverso espinoso debe jugar un papel propioceptivo, intermitente, rítmico...
No es un músculo de la estática, es un músculo del reequilibrio.
CONCLUSIÓN
El sistema Anti-Gravitacional (SAG) está encargado de asumir la gravedad manteniendo el cuerpo en equilibrio. Este sistema está basado en la relación: Gravedad - Presiones internas - Fascias - Reacción El SAG comprende el esqueleto, las fascias (cápsula, ligamento, tendón, vaina, aponeurosis) y los músculos monoarticulares (para el equilibrio).
El SAG recupera la energía de la gravedad (ley de la economía) para aumentar su calidad de resorte de las estructuras. Se recarga directamente por la dinámica mental del sujeto.
El SAG se convierte en un sistema de auto-crecimiento cuando recluta músculos para tender al borramiento de las curvaturas.

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